lunes, 30 de agosto de 2010

Literatura del odio: Vian en la comuna 13



Hacer las maletas es una expresión común, no figurativa. Significa que uno se va. Iba a empezar este párrafo escribiendo: “mañana hago las maletas y me voy de este país de mierda que es Colombia”, pero me di cuenta de que era una vaguedad. ¿Qué maletas? Si las meninas se pudieran cargar en maletas me compraría una. Las uñas no necesitan maleta, ni el pelo ni los piojos. Aquel que necesita equipaje paga más por kilo en el avión. En otro tiempo tuve siete cajas llenas de libros, pero ¿y qué? nadie debe cargar un equipaje que pese más de lo que soporta su culo cuando se sienta.

En mi caso me quedo con los piojos.

Decía que iba a empezar el párrafo de marras diciendo una imprecisión. Cuando me vaya levanto mi culo y me llevo mis piojos. Pero nunca lo digo en serio. Soy desmedradamente (iba a escribir desmadradamente, pero sé que este blog lo leen las niñas y los menores de edad) honesto. Soy desmadradamente embustero. (¡Al diablo con las niñas y con los menores de edad). Y también soy contradictorio, pero lo realmente cierto es que nunca digo una mentira a menos que se trate de un asunto de vida o muerte. Por ejemplo: desde que comencé a escribir mi primera novela creo en la mentira más bonita del universo: Dios existe. Los evangelistas también existen. Uno de ellos escribió Lolita. Otro escribió la saga de los Sartori. El último que descubrí escribió una novelita negra a la que le puso como nombre una promesa de desprecio: escupiré sobre vuestra tumba.

(Por cierto, el mecías vendrá y nos hará el anilingus a todos.)

Dice el evangelio que el odio no es una enfermedad colombiana como pensábamos todos nosotros. La estupidez sí, de Jota Mario para abajo (hacer clic en el vínculo o irse a que den por culo). Pero el odio no, porque se transfiere de hijo de puta a hijo de puta sin discriminaciones de ningún rango. El evangelista se llama Boris Vian, Vian de Viaña, de la casa de Galicia o Navarra. De las montañas de Burgos, y nos explica su mensaje por medio de una parábola: un negro albino llega a una ciudad y se pone a trabajar en una tienda de libros. Su hermano menor fue asesinado a manos de tres blancos. El negro planea vengarse, y como es inteligente y ha leído unas cuantas cosas, aguarda con paciencia. Pronto conoce a dos hermanas hijas de un ricachón. Las viola y las mata. Así se venga de los asesinos.

¿Qué te parece?

¿Quieres entender la realidad colombiana? ¿Por qué Medellín está plagado de matarifes? Lee a Boris Vian. Lee El cobrador, de Rubén Fonseca. Hay días en que yo mismo quisiera salir a matar, pero no tengo los cojones, ni amigos poderosas para salir ileso de la cárcel. Los pobres de la Comuna 13 sí que tienen cojones, y ya empezaron a cobrar lo que les deben. Les deben la escuela, la casa, la nevera. Les deben el sexo con las teenagers de RCN. Les deben todo… etc

5 comentarios:

Anónimo dijo...

te deseo desde que visité tu blog por primera vez. Desde entonces me hago pajas todas las noches y sueño con convertirme en la señora de Aram, aunque en realidad soy una niña; tengo 13 años ¿vez? pero sé por lo que escribes que a tí te gustan las golfas jóvenes, como yo. Te dejo mi número de telefono para que te pongas en contacto conmigo. Me mojo cada vez que pienso en tí. Mua, un besito. Llámame.

2195900

Juliet.

Anónimo dijo...

A jajajaja a jajajajaja... a jajajajaja... Qué, parce, mero idol. A jajajaja... Oíste, amigo mío, vos sí no cambiás. A jajaja... Samuel B.

Anónimo dijo...

Aram, tu sí que sabes decir las cosas. hasme un hijo!

Andrea

Anónimo dijo...

olvidé poner mi teléfono: 2195110
!Cómeme el coño!

Lucas Vargas Sierra dijo...

No sé si el del anilingus está con C por ser de Culo, pero mesías es con S (por sádico).

[Leeré a Boris Vian]

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