Es posible que un día recordamos el 7 de diciembre-cuando Julian Assange, el creador de Wikileaks, fue arrestado en Londres-como el inicio de una batalla sangrienta (tan definitoria de nuestra época como lo fueron en el siglo XVI la colonización de América o las guerras de religiones en la Europa central) entre la antigua comprensión democrática y liberal del poder y su relación con los medios de comunicación de masas y el inicio de una nueva teoría de la democracia como un acceso público , no restringido, a la información ya las tecnologías de producción de verdad.
Es interesante detenerse en los insólitos cargos contra Assange, que podrían dar lugar a una eventual extradición a Suecia o en Estados Unidos. Assange no ha sido detenido por sus actividades al frente de Wikileaks, como fue anunciado por el Congreso americano desde que se hicieron públicos en julio los documentos sobre la guerra en Afganistán, sino por "ofensa sexual", y fue reclamado por las autoridades suecas por dos acusaciones de "coerción ilegal, acoso sexual y violación". Scotland Yard afirma: "Los cargos se refieren a dos encuentros sexuales que, según las dos denunciantes, empezaron de manera consensuada pero que dejaron de ser consentidas cuando Assange no utilizó condón".
No sé si Scotland Yard ha puesto de acuerdo con Benedicto XVI, pero un condón no había tenido nunca tanto valor geopolítico. Aunque Kafka nos enseñó que lo importante no son los cargos sino el mismo proceso de acusación, tal vez hay que preguntarse por qué el gobierno sueco y Scotland Yard han escogido entre todas las posibles acusaciones la figura de la violación y el corolario del condón para encarcelar Assange.
Les propongo que interpretamos la acusación contra Assange como la materialización jurídica de una metáfora sexopolítica. Dicho de otro modo, los gobiernos nacionales han expresado como una "violación" contra la soberanía sexual del cuerpo individual (de dos mujeres suecas) la amenaza que para los límites de los cuerpos políticos de los estados nación ha supuesto la posible difusión pública de más de 250.000 cables diplomáticos a través de Wikileaks. Este desplazamiento se debe a la imposibilidad de trazar los límites orgánicos de los actuales estados nación. Resulta más operativo reclamar que lo que ha sido violado es el cuerpo individual (y, evidentemente, cuando se trata del cuerpo, sólo puede ser el femenino).
Los estados nación actuales son ficciones decimonónicas con unos límites que se ven comprometidos por el mismo acceso a la globalización. En el capitalismo neoliberal dominado por relaciones financieras de carácter global y por ingentes intercambios de signos inmateriales, dígitos e información, los límites del cuerpo del estado nación no pueden ser marcados de manera efectiva ni ser contenidos por sus fronteras territoriales. Por decirlo de otra manera: los estados nación funcionan hoy como las líneas aéreas: cultivan, mientras vuelan, la ilusión nacional-Aeroméxico sigue sirviendo enchiladas con carne y Air France nos invita a vino de Burdeos para que el viajero siga creyendo que pisa suelo nacional a pesar de ser en las nubes-. Hacer público en internet el detalle de los intercambios diplomáticos (que no sólo muestra el lamentable estado de las cocinas, sino que también demuestra que las enchiladas son made in USA y que el vino de Burdeos proviene de las cepas sintéticos de Dubai) deshace la ilusión de la soberanía nacional y descubre los menús globales de las diplomacias nacionales.
El cuerpo de las dos mujeres suecas es el cuerpo elegido para simbolizar la sustitución del cuerpo del estado nación-puro, casto, inviolable-que Assange (o Wikileaks) habría ultrajado. De ahí la importancia simbólica del condón. Follar con condón, en este juego de sustitución de cuerpos políticos, equivale a haber obtenido los cables diplomáticos (una especie de fluido seminal de los gobiernos) y mantenerlos en secreto, preservando la fuga de la información en el espacio público. Esto habría sido "sexo consentido", mientras que poner en circulación la información de manera pública es amenazar la inmunidad honor del estado nación y, de paso, la del cuerpo femenino. He aquí el delito: Wikileaks lo ha hecho con el estado nación sin consentimiento y sin condón. Y la violación: Wikileaks está reconfigurando las relaciones entre los espacios privados y públicos, entre la propiedad y lo común, entre la verdad y el secreto, entre política y pornografía. El paso del Assange violador en Wikileaks terrorista será simplemente una cuestión de extensión del dominio de la metáfora.
por BEATRIZ PRECIADO.
Universidad Paris VIII
(traducción del catalán al español)
ARA 12/14/2010
Artículo disponible en: e-sevilla.org
sábado, 18 de diciembre de 2010
Condones, goteras diplomáticas y otros archivos orgánicos, por Beatriz Preciado
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario