La primera vez que leí a Dino Buzzati yo era un canijo de 14 años que quería aprender a ser hombre. ¿Cómo se forma un hombre en una época triste como la nuestra? No haciéndose pajas. Eso es seguro. Pero tampoco leyendo a Buzzati ni a Papini ni a ningún otro escritor que se les parezca. Un hombre es alguien que ha ganado en experiencia lo que los años le han quitado en testosterona, y como a mí me ha tocado vivir más de la cuenta ahora soy un híbrido lleno de esmegma juvenil y empirismo espurio, por lo que puedo arriesgarme a dar algunos consejos.
1. Lean a Hemingway y a Jack London y a Cormac McCarthy.
2. Váyanse a vivir solos a un lugar en donde nadie los conozca.
3. No se suiciden hasta no estar seguros de que no queda nada en la despensa.
4. Follen con prostitutas, o con mujeres dispuestas a ser tan tristes como prostitutas.
5. Beban cerveza u otro licor.
6. Exploren sus propios abismos del alma.
7. Trabajen duro por algunos billetes.
8. No esperen que su chica los comprenda nunca.
9. Golpeen primero, siempre.
10. Es más barato comprar el tabaco por cartones.
11. Confíen en los consejos de los mayores.
12. No confíen en nadie, ni siquiera en los mayores.
13. No gasten demasiado en los casinos.
14. Cuando puedan, compren una buena navaja.
15. Mientan siempre que les pregunten sobre su vida personal.
16. Cultiven la holgazanería y el desparpajo.
17. Frente a la depresión sólo quedan dos alternativas: matarse de una buena vez o vivir intensamente cada momento de la vida.
18. Finjan bien, finjan como si de verdad les doliera vivir.
¿Vale de algo decir que todas estas recomendaciones han sido producto de mi última muerte? Le pregunté a un amigo mío sobre lo que debía hacer un adolescente triste como yo para sacarse de encima la melancolía, y él me respondió que uno debía templar el carácter y hacerse el loco si no se quiere terminar con un proyectil en la cabeza. Ahora soy un adolescente que acaba de morir…
Dixi.
viernes, 23 de septiembre de 2011
elegía de un pobre inocente
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