martes, 9 de junio de 2009

los cuadernos del aprendiz



-¿Le gusta Dostoievski? Es muy humano, pero muy amargo.
-Me gustan los escritores humanos que son amargos. Me gustan los platos fuertes, la carne cruda y roja, a lo Dostoievski. En literatura no me gusta la floristería. Las rosas las prefiero en ensalada.


Jesús Zárate Moreno


(2007)

7 de junio, jueves.

En mi sueño yo era Joseph K. y tenía la cara manchada de sangre. Le exigía al dueño de la taberna información sobre el castillo. Lo tomé por el cuello de su camisa y estuve a punto de partirle la cara, cuando una fuerza magnética entró por la trastienda del negocio y se dirigió hacia mí. La fuerza atrajo toda la sangre de mi rostro hacia arriba y la dejó flotando en el aire. Poco a poco mi sangre tomó la forma de la calavera de un toro y salió de la taberna atrayendo más sangre hacia sí. Todas las casas del pequeño pueblo se vinieron abajo y en el cielo se formó una llovizna cruenta.

24 de julio, martes.

Perder el camino es muy fácil cuando estás rodeado de imbéciles. Lo difícil es volver a él. No importa cómo: abrirse paso a puñetazos; que la gente te quiera o te odie es una diferenciación inútil.

13 de agosto, lunes.

Esta es la tragicomedia de mi país: un vendedor desesperado que pasa frente a mi cuarto gritando «limones, limones, ¡hijueputa, que vendo limones!».



25 de noviembre, sábado.

Saber que la vida no tiene sentido y que el amor y la soledad son sólo transiciones entre un estado y otro, entre una mujer real y las adolecentes rusas de una revista pornográfica, y a pesar de eso asaltar los días para encontrar las horas que dedicamos al trabajo necio de leer y escribir, encontrándonos siempre con la misma ausencia de razón… ese es el camino, señor Garoglanián.



2 de diciembre, domingo.

Soñé que un paramilitar me disparaba en la cabeza.

4 de diciembre, martes.

No esperar nada de la vida ni de nosotros mismos, ni de la gente que te rodea y ve en ti algo particularmente agradable…

5 de diciembre, miércoles.

¿Qué nos ofrece la vida a cambio de todo nuestro dolor? Nos ofrece cansancio, una esposa que ya no es la muchacha bonita que conocimos, unos hijos inútiles que quieren convertirse en artistas ¿Por qué entregarle todo nuestra creatividad literaria a la vida? Por las cosas más pequeñas, que a la larga son lo único que merecen la pena: una amiga que se desgonce sobre nosotros y nunca hable después del coito, un libro que sea nuestro analgésico contra la desesperación, una comida frugal, una caminata nocturna por las calles de Subundoy…

16 de diciembre, domingo.

Tienes un problema grave, amigo.
Te encuentras solo y sin dinero;
cambiaste tu último peso por un libro de Ernest Hemingway.
Le has prometido a tu madre
que la visitarás pronto
y a tu antigua novia
que la verás en navidad.
Todos tus amigos están lejos
excepto Hernán,
y Hernán está igual o quizá
peor que tú.

22 de diciembre, sábado.

Soñé que estaba hambriento y caminaba llorando por los pasillos de mi facultad.

(2008)

4 de enero, viernes.
(Subundoy)

Tu soledad es un hecho irremediable. El hombre suele estar rodeado de personas que no significan nada en absoluto, conversa con ellas, a veces comparte algo de su vida, pero al final estas personas nunca ocupan un lugar en su corazón. Se está solo casi todo el tiempo, aun cuando nos acompañan y nos tratan bien y nos permiten comportarnos como bestias cada cuanto, en la cama con una mujer o a la mesa con la familia.



8 de enero, martes.

Tengo dos días en Medellín. Casi muero de desesperación al llegar. No dormí bien; el día amaneció gris. Siempre que vengo de Putumayo siento como si me hubieran arrancado algo y me encontrara vacío y muerto. Hoy, para colmo, el cielo está pardo y llovió durante toda la mañana. Tengo un libro de poemas de Hölderlin que aun no empiezo a leer y algunos trabajos pendientes para la universidad. Esta es mi situación: soy un estudiante pobre y hundido hasta el fondo, sin disciplina, sin trabajo, sin título profesional y no más de cinco mil pesos para la despensa.





9 de enero, miércoles.

Soñé que estaba en la cama con Audrey Hepburn y Mary Louise Brooks actuando en una película porno.




13 de enero, domingo.

Se pueden leer las máximas de Rochefoucould y prestar especial atención a la número once que reza: Las pasiones generan a menudo otras opuestas: a veces la avaricia produce la generosidad y la generosidad la avaricia; muchas veces nos decidimos por debilidad y somos temerarios por timidez. ¿A qué se refiere este moralista de la Francia renacentista? Se refiere a todos los hombres que travestimos nuestra cobardía en tenacidad y nuestra inseguridad para desempeñarnos en la vida en arrogancia y obstinación. ¿De qué otra manera puede vivir una persona si no es con una máscara?

9:45 p.m.

¿Y qué tal si me arranco esta máscara de una vez? Mi nombre es Aram Garoglanián. Cuando era un niño siempre tuve consciencia de que algo en mí era distinto de los demás. Mi primera masturbación ocurrió detrás de una puerta cuando no había nadie en casa y yo acariciaba mis nalgas con culpa. Me enamoraba fácilmente de cualquier mujer. Le temía a la oscuridad, pero el infierno siempre fue una habitación poblada de anfibios. Tenía accesos de ira. Odiaba a algunas personas y podía herirlos sin ningún remordimiento. Y, sin embargo, era un buen niño. A ratos se me daba bien la bondad. Me formé como un hombre contradictorio y la vida hizo el resto. Poco a poco descubrí que no era un galán; mi imagen, la que formó mi madre y mi padre y mis hermanos mayores, se hizo pedazos en el momento de entrar a la escuela. Descubrí por primera vez que mi cabeza sufría una desproporción con respecto al resto de mi cuerpo, que mi sonrisa no era la más distinguida y que mi estado físico no era el mejor.

Odié los espejos.

Poco a poco me convertí en una pequeña víctima de la sociedad. ¿Por qué a mí? solía pensar acostado en la cama de mis padres ¿Qué les he hecho yo? Finalmente me resigné y me hice débil. Mi carácter no tenía ninguna funcionalidad. Cuando entré al colegio era blanco de todo tipo de chistes. Pero después cambiaron las cosas. Los tiempos ya no eran los mismos, y todos aquellos que me hirieron con sus insultos quedaron relegados a un plano menor que el mío. Me hice un marihuanero temerario y cambió todo a mi al rededor. De repente, ya no era una víctima sino todo lo contrario: un ganador. Nadie se burló de mí. Nadie dijo nada más contra mí. Conocí gente interesante. Conseguí una novia bonita. Fui duro con los débiles.

17 de enero, jueves.

Soñé que Anna Ajmátova y yo leíamos un libro del joven Boris Pasternak en una estación del metro de Medellín.





18 de enero, viernes.

Escribe Mark Kramer cerrando su artículo “Reglas quebrantables para periodistas literarios”: La verdad está en los detalles de las vidas reales. ¿Cómo leer esta frasecita inofensiva sin percibir toda su potencia traslapada? La metonimia, amigo Garoglanián, mostrar la parte por el todo, el hombre común que prefigura una realidad mucho más grande y difícil de explicar.



19 de enero, sábado.

Jesús Zárate hace parte de ese grupo de autores literarios que murieron antes de ser reconocidos por la crítica como maestros en su arte. Lo que le pasó a Giuseppe Tomasi de Lampedusa cuando en 1959 le fue otorgado el Straga -el máximo galardón literario concedido a las plumas italianas- dos años después de su muerte, fue el mismo sino que repitió Zárate Moreno en 1972 al llevarse el premio Planeta con su novela póstuma La cárcel que sus hijos enviaron al certamen del concurso cinco años después de que su autor muriera en Bogotá. Junto con Pedro Gómez Valderrama, Zárate internacionalizó una literatura que hasta entonces se había quedado resguardada en la provincia. Nació en Málaga y creció en un ambiente campesino sin que aquello le impidiera agarrar los libros y leer. Fue un empedernido de Camus, de Gide, de Sartre y de toda la ola surrealista que empañó a París a principios del siglo XX y salpicó a la mayoría de países latinoamericanos. La cárcel ganó el premio Planeta y se agotó en una semana. De la novela se vendieron más de 55.000 ejemplares en toda Europa, ganándose el derecho a ser reimpresa 4 veces más entre noviembre y diciembre del mismo año en que fue publicada. El mundo reconoció en la fina ironía de Zárate Moreno a un maestro literario y, sin embargo, en este país de borregos y falsos próceres de las letras nadie menciona su nombre.



21 de enero, lunes.

¿De qué me arrepentiría si esta noche fuera la última? De no haber abandonado la universidad antes de que arruinara mi imaginación y mi amor por el arte. De no haber besado ni recibido bofetones como corresponde a un verdadero Humphrey Bogart. De no haber salido nunca de Colombia. De no haber leído los siete tomos de En busca del tiempo perdido. De no haber sodomizado a una mujer con rostro de ángel ni haber novelado todas las historias de mi tío Ismael. De no haber golpeado a alguien en la cara ni haber dejado que me rompan la nariz. De nunca haber arriesgado mi vida y nunca haber reunido valor para dejarlo todo. De nunca haberle dicho a Hernán que lo aprecio. De haber temido a la libertad.

6:30 p.m.

Vanesa, cuántas veces
te he acompañado por el parque
del pueblo,
escuchando tus sueños de adolescente
provinciana, sin saber…
¿qué será de ti cuando tu flor de
insidiosa pequeñez
se estremezca por los
vergazos cariñosos de tu
marido?

27 de enero, domingo.

Lo más difícil de conseguir es el recuerdo indeleble de aquello que tanto quieres para comprender al fin que ni el pánico, ni la tristeza, ni mucho menos la felicidad son estados oportunos.

30 de enero, miércoles.

Un ciclista demasiado viejo (Cochise. Tal vez el jardinero). Un hamaquero de barba gris y abundante estómago. Una prostituta que fue reina de belleza. Un buhonero sentado en la 52 bajo la vía del metro. Un zapatero enamorado de su trabajo. Un turista chino con los dedos nudosos que gusta de tocar los genitales de los niños. Un taxista ciego. Un escritor de 22 años. Un periodista Beat Nick. Un enano muerto por el ejército nacional. Un policía cornudo amigo de los sobornos. Un estudiante pobre que lee a Apollinaire y se masturba con regularidad. Un enfermo de sida con cara de demonio. Una película de Antonioni. El amor es un juego macabro. El sexo implica formación y madurez. El tiempo es una goma que se estira (Cortázar). La vida está llena de pequeñas decisiones. Todo gran hombre es producto de una gran casualidad. Las mujeres están hechas para acompañar a los genios. El bronceado del escote sobre las tetas de la maestra. Natalia a punto de romperme la cara. El actor de ojos saltones que me siguió hasta el departamento. Un happening dentro de un ring de boxeo. Una pila de libros en llamas. La paja rusa entre Macedonio Fernández y Juana de Ibarvauru.

9 de febrero, sábado.
(Bogotá)

El 13 de junio de 1918, en un cuarto de París, yacía convaleciente el poeta Wilhem Albert Wladimir Alexandre Apollinaire de Kostrowitzky, Guillermo Apollinaire, víctima de la gripe española que por ese entonces azotaba a Francia. Ese mismo día, una muchedumbre enfurecida recorría las calles de la ciudad gritando consignas contra el Káiser Guillermo II (¡Abajo Guillaume!). El poeta, sin noticia alguna del armisticio que se acababa de declarar y pensando que la masa no se refería a nadie más que a él, se asomó por la ventana de su buhardilla, trastabilló y se rompió la crisma contra el piso de la calle.
Así terminaron los días del poeta francés Guillermo Apollinaire, el famoso autor de Caligramas, Alcoholes y Las once mil vergas, su obra mayor. Amigo de Picasso, Paul Eluard, Lowis Aragón y André Bretón; crítico de arte y guionista de cine; autor dramático y ensayista; artillero en el regimiento N° 38 de Nîmes y tinterillo en diversas oficinas bancarias. Su vida fue un periplo de tormentos amorosos y angustias económicas, pero al final logró lo que tanto quería: convertirse en una leyenda literaria.

15 de febrero, viernes.

Una cosa debes tener presente, y es que tal vez nunca logres escribir una obra maestra.

18 de febrero, lunes.

¿Cómo hacer efectiva mi gratitud cuando no tengo trabajo, ni título universitario y solo busco ser feliz? María, si te conformaras con ver a tu hijo haciendo las cosas que más le gustan, si mi amor te sirviera de consuelo, si en este mundo alguien me pagara por soñar…

19 de febrero, martes.

El sexo es lo más importante en la vida. Has lo necesario para conseguirlo: aparenta ser feliz.




3:30 p.m.

No existe un motivo real para preocuparse.

Puedes estar tranquilo, a nadie le importa cuando haces el ridículo.

20 de febrero, miércoles.

Fracasamos porque le damos demasiada importancia a aquello en lo que quisiéramos triunfar, así que para conseguir esa obra, ese ingenio, esa vida de hombre impecable, debemos comenzar por devaluar nuestros sueños más profundos.



9 de marzo, domingo.

Todas las mujeres son, por naturaleza, inseguras y le temen a la vida. Esa es la razón por la cual se hacen de todo tipo de artimañas para aparentar lo contrario. Hablan con voz firme, pero en el fondo su carácter es como un cristal a punto de romperse. Uno tiene cuidado al hablar con ellas porque teme perder la oportunidad de llevarlas a la cama. Y, sin embargo, no existe mejor manera de llevar a la cama a una mujer que descubriendo su lado frágil y mostrándose a sí mismo como un tipo duro y frío. Entonces la seguridad que ellas necesitan para vivir normalmente la descubren en nosotros. Dixi.



2:45 p.m.

Nadie que descubra lo idiota que es creer en el amor y pensar en la mujer como un individuo único estará solo. Por el contrario, quien ve a las mujeres como posibilidades individuales estará condenado a la pena de la estulticia sexual por el resto de su vida. Todas son la misma y están en todos lados. Son una vagina ubicua.



12 de marzo, miércoles.

Uno mismo es su peor enemigo. Uno es su peor patrón y su más grande alcahueta. ¿Alguna solución? Ninguna. Pegarse un tiro.



9 de abril, miércoles.

No hay agua.
No hay agua y huelo
a francés.
Oler a francés no tiene
nada de refinado
cuando no se está
en Francia.
En Colombia somos
pobres y viles,
pero somos limpios;
nos gusta vernos bien
para agradar a las
colegialas vírgenes.
Hasta H.H. y Macaco se ven
como hombres
respetables.

Yo huelo a francés
y no tengo nada de respetabilidad.

10 de abril, jueves
(II round)

Lo idiota y hasta cómico es que, queriendo hincarle el diente a la vida, todavía me tiemblan las rodillas y se me anuda el gaznate cuando una niña feliz se me acerca para decir hola. ¿Qué hacer entonces después de haber leído tantos libros sobre el dolor del ser humano y la levedad de su existencia? Nada ¿A quién le importa lo que escribió Pavese en las páginas de su diario? ¿A quién le importa el sentimiento trágico en la vida de Unamuno y las disquicisiones de Cioran? En el fondo sigue estando la tristeza y las horas interminables sin ningún sentido y la falta de razón. Pero por encima de eso, mi queridísimo amigo, está el sexo, y ese es un hecho irremediable…

12 de abril, sábado.

Síntomas de la pigricia: cuatro libros a medio leer, tres tardes consecutivas de poltronería, una masturbación mental por cada lolita que veo en la calle, una masturbación real sentado sobre la taza del inodoro, poco tiempo para la cocina, más de nueva horas consecutivas de sueño.

20 de abril, domingo.

¿Qué esperanza me queda si no tengo plata en el bolcillo y voy con los zapatos rotos y no tengo ni una camisa limpia?

Te queda el buen humor.

1 de mayo, jueves.

Miedo a dejar pasar más de un día sin escribir y poco a poco, sin darme cuenta, comenzar a creer que la vida puede ser mejor y hasta más tranquila si evito esta dulce condena.

2 de mayo, viernes.

El cabello de C. es crespo y es lo primero en que uno se fija cuando la ve de lejos. Luego, más de cerca, uno prefiere las tetas. Las tiene grandes como una parturienta. Las tiene tan grandes y es tan inteligente que en la universidad todos dicen que a C. la inteligencia se le bajó a las tetas. Son dos bombas de carne llenas de inteligencia.



30 de mayo, sábado.

Tengo un vecino que es calvo como una bola de boliche y se parece a Michael Foucault. Todas las mañanas se levanta a regar las plantas de su jardín y siempre que me ve sonrríe como solo lo puede hacer quien piensa en una cópula apasionada con grilletes y luego se burla de su fantacía para continuar viviendo.

2 de junio, lunes.

Tengo 22 años. Muy pronto cumpliré los 23. Antes no sabía cual era el sentido de la vida. Ahora sé que la vida no tiene sentido, que es como un laberinto donde se envejece y se muere sin ninguna razón.



10 de junio, martes.

¿Qué es la felicidad? Caminar por el centro de Medellín con el estómago lleno después de haber soportado 2 días de hambre feróz.

13 de junio, viernes.

Tarde o temprano, el pasado viene en forma de hombre que te grita desde lejos y comienza a acercarse hasta que pone su nariz frente a la tuya y te pregunta cosas que tú no puedes responder con dos y tres palabras, sino que necesitarías de toda una tarde para que al tipo que entonces ya ha pasado su brazo por tu cuello le quede bien claro que las cosas ahora son distintas, que la vida, después de tantos días y noches de dolor, finalmente te ha cambiado.



17 de junio, martes.

Querer escribir y no poder hacerlo, después de tantos años, sólo significa una cosa, que tu vida ahora es demasiado cómoda, demasiado sosegada, y ya no necesitas escribir porque hacerlo, para ti, siempre fue un acto de desesperación, y la desesperación está muy lejos de ser lo que sientes.

31 de julio, jueves.

Ahora hago una pequeña reflexión: en la vida de los jóvenes, sobre todo de los adolecentes, suele haber hechos que desencadenan ciertos grados de confusión. Es normal, el adolecente, se sabe, cruza por una etapa de descubrimiento y extrema sensibilidad, pero su confusión ante todo esto que le pasa sería, en lo posible, más tolerable, si se pudiera expresar. Es decir, si cada joven tuviera de su parte todo el poder de la palabra podría convertir sus padecimientos en expresión de algo, y por tanto, tal y como en una especie de catarsis, él mismo tendría un poco más claro lo que le pasa. Es tan importante enseñarle a hablar y a manipular de una manera adecuada el lenguaje a un niño como enseñarle a caminar para que finalmente corra y se salve de sus enemigos. Los fantasmas que nos atormentan, y me incluyo a mí mismo porque yo también soy un adolecente, solo pueden ser liberados por medio de la palabra.




7 de agosto, jueves

No puedo dejar pasar este día sin dedicar algunas palabras a nuestro ejército nacional: gracias por asesinar campesinos inocentes; sin ustedes este sería un país lleno de sospechosos.

11:15 p.m.

Crecer y verse sin rumbo en la vida. No tiene caso. Los seres como yo somos de naturaleza inconforme, y es bueno vivir así, insatisfecho, aunque eso signifique cambiar continuamente de camino. ¿Acaso puede haber una mentira más grande que la de llevar un solo rumbo y pensar que ese es el correcto? Falso; solo un idiota feliz pensaría de esa forma.



9 de agosto, sádbado.

Quiero dejar claro en esta nota que yo sí creo en la democracia colombiana ¿Acaso existe algo más democrático que la muerte?

24 de septiembre, miércoles.

¿Necesitas una motivación para trabajar? Piensa en tu padre esquivando las balas del comandante Pulido; piensa en tu madre huyendo de la guerra. Piensa en tu tío Ismael arrodillado con un revólver en la boca y en tu tío Rodrigo escabulléndose por encima de los tejados de la vereda. Pero sobre todo piensa en los que no tuvieron la suerte de escapar y murieron a manos de gente bárbara.

16 de octubre, jueves.

La libertad llevada a su máxima expresión: una horda de estudiantes destruyendo el internado. Hay mala comida, pero también hay sexo. Y, sobre todo, un mecanismo: las ideas. Anarquismo juvenil; lucha contra todo lo establecido. Bakunin en el corazón de cada hombre. Destruyan los salones; quemen el oratorio; la única verdad que vale la pena comienza con la vehemencia y el resquebrajamiento. Un corazón que late con pasión vale más que todas las milicias juntas.




17 de octubre, viernes.

Tengo amigos que escriben discursos
sobre verdades incuestionables.
Yo, en mi caso, he renunciado a los sectarismos,
y a los cánones y a los dogmas.
No tengo una verdad, sino muchas
verdades,
y cada día me levanto apreciando
el paisaje que existe tras mi
ventana
de un modo distinto.
No soy uno, sino muchos,
y le doy a cada una de mis partes
su parte de razón.

8 de diciembre, lunes.

Acuérdese usted del cuento de aquel clérigo inglés que prestaba sus últimos auxilios a un bandido siciliano. Este, en su lecho de muerte, le dijo: -yo no tengo dinero con que pagarle, pero puedo darle un buen consejo para toda la vida: el pulgar en la hoja y herir para arriba-

El hombre que fue jueves

(2009)

21 de enero, miércoles.

Un consejo: que no te dé miedo decepcionarte de ese escritor norteamericano del que esperabas un corpus de obras profundamente humanas, con buenas tramas y excelente calidad literaria. No hay ninguna razón para seguir leyendo un libro que no te gusta. Miller escribió muchas páginas, y algunas de ellas valen lo suficiente para hacerse de un buen lugar en el panteón de la fama, pero eso no significa que toda su obra valga la pena. Basura. Un hombre debe leer sólo aquellos libros que lo redescubren.

22 de enero, jueves.

No importa cuan mal creamos estar, las cosas nunca son como parecen. Siempre queda una esperanza, y cuando ésta se acaba queda la tranquilidad, la serena y siempre lúcida tranquilidad del que no tiene nada a lo que aferrarse ni nada que perder. Al final, también nos queda un poco de humor que nos acompañará hasta la muerte, y el sacrificio último que es morir completamente solos en una habitación alquilada.




3:00 p.m.

Lo único que me llena de esperanza:
Un joven aprendiz de poeta
que se masturba imaginando desnuda a la
bibliotecaria
que registró a su nombre
un libro de Giuseppe Ungaretti.



23 de enero, viernes.

¿Para qué escribo? para que algún día una mujer bonita me lea y se enamore de mí.

26 de enero, lunes.

Quiero descubrir en cada libro
el secreto de todos los hombres,
en cada canción un
destino infranqueable;
deseo que el amor
se manifieste en cada una
de mis decisiones,
y que el conocimiento,
ese legado de la humanidad,
bello, infinito,
se cuele entre mis razones
como una verdad básica.

Quiero aprender y que otros aprendan de mí
sin pronunciar un solo discurso.
Quiero hacerme paciente y callado
como la naturaleza,
y que cada hombre se haga
de su propia belleza
y de su propia manera
de darce un sentido.

7 de febrero, domingo.

Algunos artistas son recordados por su obra. Otros la trascienden y se convierten en Mito. Ese el caso de Van Gogh, de Claudel o de Hölderlin. Pero existe un ejemplo adicional que es mucho más cercano: Charles Bukowsky. Este hombre decidió convertirse en escritor a la tierna edad en que su padre –un nazi de cara espantosa- aun podía desgonzarle el cráneo del espinazo, o sea muy pequeño, y sus temas eran casi siempre los mismos: el sexo de las mujeres y la violencia juvenil. Sin embargo, no fue sino hasta que pasaron varias décadas –en las que el alcohol no faltó, ni faltaron las guarichas ni las malas compañías- cuando Bukowsky decidió dejar su trabajo como cartero y hacerse a la humilde y desagradecida labor literaria. Pagó varios cuartos en los peores hospedajes de Nueva Orleans y luego en New York. Vagó –como solo lo puede hacer quien no busca nada en la vida- por las calles más oscuras y frías de la ciudad. Le gustaba la música clásica, y por eso nunca pudo ser completamente malo. La música de Mahler calmaba su espíritu homicida, aunque esta forma de criminalidad despreciable habría sido solo una de las cosas que él habría podido ser. Bukowsky pudo haber sido un yonqui, como Burroughs, pudo haber sido el chulo de una prostituta asquerosa, pudo haber sido un violaniñas o, como su padre, el esposo diabólico de una mujer fea y sumisa. El hecho, para nuestra fortuna, es que decidió ser escritor, decidió convertirce en un vagabundo ejemplar, en un dixómano consagrado, en un crápula y en un putañero honorable, y por eso debemos estar agradecidos...

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